¿Cuál es el sueño de todo patinador que vive en un país subdesarrollado? ¿Será acaso, convertirse en pro, viajar por todo el mundo haciendo propagando a una marca de zapato o de tablas?
Estás interrogantes las he hecho, porque muchas veces buscamos ese “sueño americano” que Estados Unidos nos vende con sus ropas, músicas, marcas, etc. En el caso del skate, el “sueño americano” es llegar hacer un patinador profesional y viajar por todo el mundo haciendo lo que nos gusta, skateboarding.
Sin embargo, en países como el nuestro, también tenemos nuestra propia meta, el “sueño latinoamericano”, el cual consiste cada día en que nuestro deporte sea visto, en la sociedad, como un estilo de vida, cultura o como una definición más de libertad en el ser humano.
En Nicaragua y en todos los países de Latino América, el skate es visto como un juego, la tabla es vista como un juguete y el skater es visto como un niño que nunca va a madurar o como un chavalo vago que pierde su tiempo. ¡NUNCA NOS OBSERVAN! Por lo tanto, el construir un skatepark gracias al apoyo de la Alcaldía en cada ciudad, es un sueño, sin embargo, es muy cierto que todo sueño se puede cumplir, y así como mucha gente se sacrifican por cruzar la frontera y llegar a los Estados Unidos, muchos patinadores latinos buscan como romper esa barrera, de los que nos ven mal, creada por el fruto de su ignorancia.
Algunos fallecen en el intento, otros tomamos la experiencia y otros las modificamos, convirtiendo nuestras capacidades en herramientas para romper el muro y de esta manera dar a conocer nuestro arte.
En el momento que cada patinador a logrado realizar tan difícil tarea, habrá sentido la satisfacción, la cual la compartirá con toda la comunidad de patinaje y convertirá de nuestras ideas en hechos. Eso sí es cumplir el sueño americano